Dejemos ya de hablar de la creación de nuevos públicos, de la educación musical, de cómo hacer para que la gente se interese más en la música contemporánea y del papel de los medios de difusión masiva en la formación cultural.

¿Cuántas horas por día debemos dedicarnos a estudiar? ¿Depende del repertorio elegido? ¿Puede depender también de las aptitudes naturales de cada uno? ¿El tiempo de estudio debe aumentar necesariamente si hay presentaciones en público? ¿Qué papel desempeña la memoria en todo ello?