Para que tus horas de estudio rindan más.
¿Cuántas horas por día debemos dedicarnos a estudiar? ¿Depende del repertorio elegido? ¿Puede depender también de las aptitudes naturales de cada uno? ¿El tiempo de estudio debe aumentar necesariamente si hay presentaciones en público? ¿Qué papel desempeña la memoria en todo ello?
Estas y otras preguntas son comunes, por igual, entre profesores, estudiantes y músicos profesionales.
La memoria, en particular, es un tema de preocupación general para los solistas y también, en ocasiones, para los directores de orquesta que prefieren dirigir sin la partitura a la vista. Comúnmente se cree que recién en las etapas finales del estudio es cuando debe actuar la memoria, para retener la música y poder prescindir de la partitura o, por lo menos, no ser demasiado dependiente de ella.
La memoria es un proceso mental complejo, que interviene en todas las etapas del aprendizaje y requiere atención previa, observación y razonamiento.
Pero salgamos de la música por un momento. Por cierto, muchas veces recordamos hechos que no hemos razonado ni comprendido bien. Lo interesante de ese tipo de memoria es que se caracteriza por una gran dificultad en recordar detalles. Cuanto más queremos recordar detalles, mayor va siendo nuestra confusión y van apareciendo zonas oscuras junto a una necesidad cada vez más intensa de una segunda observación.
¿Qué relación tiene esto con el estudio de una partitura? Es muy simple, si hemos estudiado sin observar ni comprender todos los detalles, la memoria los registrará sólo parcialmente. La consecuencia puede ser que cuando se acerca el día de la presentación en público nos ataque un nerviosismo inexplicable, una sensación súbita de inseguridad que nos obligue a repasar obsesivamente la partitura en forma mental, como si no la pudiésemos quitar de la cabeza. Buscamos verificar si todo está en orden en nuestra memoria, y ahí empiezan a aparecer pasajes que recordamos con poca claridad, vamos y consultamos una y otra vez esa partitura…, dudamos si tal o cual pasaje difícil está realmente resuelto como pensábamos… Si esta actitud llega a dominarnos en los últimos momentos antes de salir al escenario, sentiremos pánico.
Muchos estudiantes - y aun profesionales que empiezan su carrera - creen que "estudiar" es abrir la partitura, comenzar a leer y tocar y ensayar con mayor atención los pasajes de dificultad técnica. A base de repeticiones, consiguen un resultado aceptable y entonces abordan la etapa del perfeccionamiento. Esta forma de estudiar no tarda en presentar un síntoma desconcertante indicándonos que algo está fallando. Se trata de la persistencia de equivocaciones en lugares imprevisibles al tocar la obra entera. Pasa el tiempo y siempre nos equivocamos en algún lugar diferente, y sentimos que nunca llegaremos a poder tocar esa obra sin errores del principio al fin. Lo malo es que así no podemos identificar causas precisas. No podemos decir "dónde" está la inseguridad, pues el error se produce cada vez en un lugar distinto.
Es obvio que la obra aún no está segura. Pero ¿por dónde comenzar a quitar la inseguridad general? ¿En qué nos apoyaremos para perfeccionar la ejecución? Es que no está faltando "perfeccionamiento", sino que falta mejorar el estudio. Todo eso empezó el día en que habíamos abierto la primera página para estudiar. El error inicial fue no prestar atención, desde el principio, a ciertos detalles. Los dejamos para después y – muy peligroso – la práctica diaria de la obra nos fue dando confianza, pues cada día fuimos consiguiendo tocar cada vez mejor la obra.
La observación de este hecho
me llevó a investigar cómo actúa la memoria
en quienes no sufren el problema.
No en todas las personas ocurre esto, y la observación de este hecho me llevó a investigar cómo actúa la memoria en quienes no sufren el problema. ¿Poseen acaso alguna aptitud especial? La conclusión más importante fue que esas personas ponen en marcha, de manera natural, uno de los mecanismos más eficientes de la memoria, o sea, la capacidad de seccionar en partes la totalidad de la percepción. En palabras sencillas, esto significa que cuanto mayor sea el tamaño de un objeto, o de un texto, mayor será la dificultad en recordarlo completo, excepto que se lo pueda recordar como un conjunto de partes relacionadas entre sí. Por esta causa es que recordamos más fácilmente la fotografía de un solo rostro, pero es más difícil si es una fotografía de diez personas. Sin embargo, si conseguimos fijar en la memoria cada uno de los diez rostros por separado, estaremos en realidad recordando toda la fotografía.
Esta cualidad tiene mucho que ver con el aprendizaje. Veamos ahora un ejemplo más difícil.
El siguiente ejemplo es un desafío para intentar memorizar este texto completo:
"Ayer fui de paseo al parque y encontré a mi antiguo y querido profesor, sentado en un banco bajo un enorme árbol. Me saludó sonriéndome y me invitó a sentarme y conversar con él. Vestía un traje claro muy sobrio y sus gafas no escondían la mirada siempre atenta de sus ojos celestes."
Inténtalo durante 5 minutos antes de seguir leyendo. Inténtalo, no te distraigas.
Seguramente, no pudiste.
Ahora intenta visualizar la escena paso a paso, imagen por imagen sin perder detalle alguno y verás que es más fácil. Estás creando memoria visual además de hacer intervenir la memoria conceptual del lenguaje. Pero puedes hacer algo más: fragmenta el texto en una forma lógica e intenta memorizar cada parte, una por una, por ejemplo: "Ayer fui de paseo al parque"/ "y encontré a mi antiguo y querido profesor"/. Cuando sepas recordar la secuencia entera "Ayer fui de paseo al parque… y encontré a mi antiguo y querido profesor" agrégale "sentado en un banco bajo un enorme árbol", y así en adelante hasta el fin y siempre visualizando la escena. Es posible que demores más de 5 minutos en memorizar todo de esta manera, pero pasarán días y seguirás recordando el texto. De la otra forma, esforzándote como quizá quisiste hacer en tu primer intento, es probable que de aquí a tres o cuatro días todavía te cueste mucho decirlo de memoria. Ahora en cambio, intervino además tu razonamiento para fraccionar el texto en partes lógicas de la secuencia.
Tratándose de música,
es fácil memorizar una mini partitura
de dos o tres compases.
No es difícil memorizar una mini partitura de dos o tres compases. Tampoco sería difícil memorizar una segunda partitura igualmente breve. Como posiblemente ya imagines, puedes memorizar sin problema ocho o diez partituras de dos o tres compases cada una. Y nada te impediría tocarlas todas una tras otra. Pero, si alguien te pide que memorices una música de treinta compases, ¿ya lo sientes más difícil? No debería ser así, pues esos treinta compases pueden dividirse en grupos lógicos de dos o tres compases cada uno.
Fraccionar la partitura de esta manera tiene la ventaja de reducir casi a cero la posibilidad de pasar por alto cualquier detalle, incluyendo las dificultades técnicas que no deben quedar para solucionarse después. Por eso, aunque memorizar la partitura pudiera no ser el objetivo, la memoria es una herramienta muy eficaz para estudiar, incluso si se quiere tocar con partitura a la vista. Es decir, así toquemos leyendo, no todo está escrito en la partitura.
Por ejemplo, el siguiente trozo de F. Chopin para piano:
Casi intuitivamente podemos observar que a continuación de la dominante-tónica inicial, hay repeticiones que podemos aislar como partes independientes:
Pero a continuación hay un pasaje en la mano derecha que, para algunos pianistas, representa una dificultad técnica por la irregularidad en la disposición de las notas.Podemos descomponer el pasaje en los elementos siguientes:
Esta división – en líneas rojas – tiene una lógica de agrupamiento. Para comenzar, conviene hacer una pequeña pausa para separar cada parte. En la medida que consigamos pensar en esa división al tocar sin hacer las pausas, la dificultad desaparecerá por completo en muy poco tiempo. Pero siempre debemos pensar en esas divisiones, aunque no hagamos ninguna pausa.
¿Esta forma de desmembrar la partitura,
podría perjudicar la idea
de unidad en la interpretación?
Una pregunta frecuente acerca de esta forma de desmembrar la partitura, es si podrá perjudicar la idea de unidad en la interpretación, incluyendo el fraseo. La experiencia me ha dicho que no, pues la interpretación se compone de detalles, y éstos son difíciles de descuidar cuando la partitura ha sido analizada parte por parte.
Con esta forma de estudiar se irá quizá un poco más lentamente al principio – pues la atención en los detalles es más profunda –, pero el resultado final será que alcanzaremos la sensación de seguridad con una cantidad menor de ensayos en comparación. También ocurrirá que en un tiempo mucho menor se alcanzará el dominio de las dificultades técnicas, con una sensación de confianza cada vez mayor. El método se puede aplicar también en aquellas partituras que, a pesar del tiempo dedicado, sentimos que persiste nuestra falta de seguridad.
El método es útil para cualquier instrumento, e igualmente para la música vocal o conjuntos de música de cámara, y aun para la dirección de coro u orquesta – en este último caso ayudará en la seguridad de los gestos y a "escuchar", internamente, el sonido de la partitura. Pero claro está, no es suficiente haber hecho las divisiones si luego no adquirimos el hábito de pensar en ellas durante la ejecución. La forma más eficiente de adquirir el hábito es hacer, como he dicho, una pequeña pausa entre cada parte y sin quitar las manos del instrumento. Esa pausa deberá tener la duración suficiente para poder pensar en cómo es la parte siguiente: su armonía, la técnica aplicada, la dinámica, incluso qué sección de la frase representa. A medida que se va formando el hábito de pensar más rápidamente en cómo es la parte siguiente, la duración de la pausa irá disminuyendo con naturalidad hasta dejar de ser necesaria.
En definitiva:
¿Bastará con esto
para hacer rendir más
las horas de estudio?
Verás que sí, porque desde el principio evitarás cometer errores. Seguramente sabes cuánto cuesta y cuánto tiempo lleva corregir errores. Y cuanto más antiguos sean será peor, porque habrás formado malos hábitos sin querer. O sea, cada vez que tocas una partitura formas hábitos e incluso los refuerzas. Y si algo anda mal, lo único que consigues es lo que he dado en llamar "entrenar el error".
Nunca creas que por mucho estudiar y practicar, alcanzarás la meta. Depende de cómo lo hagas.
Un último consejo: no empieces a poner en práctica este método con partituras complicadas, aunque estuvieras en un grado avanzado de los estudios o si ya fueras un profesional. Empieza con partituras sencillas y después irás aumentando gradualmente la dificultad de las mismas. Pero comienza hoy mismo y ya verás los resultados.